I
1d. 8,53
Comienza un día en los ojos que nada esperan. Y con raudal al recuerdo sin tanta necesidad de lucha, como una sombra con los bordes
helados.
Unos corren y otros van despacio.
En la labor, sencillamente, sus gotas no rebosan, como siempre. Y en mi sed tan solo doy más luz a lo indecible.
1d. 8,53
Comienza un día en los ojos que nada esperan. Y con raudal al recuerdo sin tanta necesidad de lucha, como una sombra con los bordes
helados.
Unos corren y otros van despacio.
En la labor, sencillamente, sus gotas no rebosan, como siempre. Y en mi sed tan solo doy más luz a lo indecible.
II
1d. 9,03
Noviembre hundido,
y salimos a la superficie.
¡Frío amar
imagina mar! Mas
en la lección que no se aprende
queda su daño en el fondo.
Seguir, y los días contados
o perdida la cuenta. Vuelve
a insistir el horizonte:
El amor de palabra
es un hecho a la deriva.
1d. 9,03
Noviembre hundido,
y salimos a la superficie.
¡Frío amar
imagina mar! Mas
en la lección que no se aprende
queda su daño en el fondo.
Seguir, y los días contados
o perdida la cuenta. Vuelve
a insistir el horizonte:
El amor de palabra
es un hecho a la deriva.
III
2d. 1,10
Es algo más de la una -la vida roja-, y ondula, debida ya a caer al agua, vencida. Latido, apenas.
2d. 1,10
Es algo más de la una -la vida roja-, y ondula, debida ya a caer al agua, vencida. Latido, apenas.
IV
2d. 10,45
De cristal, pero es un muro.
Tiene oído,
ojos,
palabras sin adornos,
y separa nuestro torrente del ocaso.
Hay reflejos de adentro,
esencia viva,
lluvia,
y sombras de un universo crudo
de vago existir,
y la muerte.
Casi nada
en todo cuanto tuvieron
las manos azules.
2d. 10,45
De cristal, pero es un muro.
Tiene oído,
ojos,
palabras sin adornos,
y separa nuestro torrente del ocaso.
Hay reflejos de adentro,
esencia viva,
lluvia,
y sombras de un universo crudo
de vago existir,
y la muerte.
Casi nada
en todo cuanto tuvieron
las manos azules.
V
2d. 11,02
En ti le ha salido el alma a un mes por delante. A andar el cielo que amanezca mar. La mar. Ante ti y mi sombra.
VI
3d.
9,45
Soy
un niño.
Paso
frío, juego
a
ser hombre,
piso
en los charcos.
Hay
hoy un plus
de
escarcha, como diciembre,
y
en andar y el camino soledad
que
confluye, como somos tal vez,
hasta
cielos que arden.
Así,
pasar, desdibuja las huellas
porque
nada pasa por detenerse
sin
sosiego, a salvo del olvido.
Pero
en la estela del silencio,
de
nuevo, es el aire el verde
que
acoge y consigue ver
de
voz o palabra
tu
aroma fugaz,
eterno.
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