El
poeta no es matemático.
Cuenta
con los dedos
pero
no suele pasar de catorce,
y
sólo a modo clásico.
O
sea, clásico lo parece,
incluso
matemático loco,
cuando
no es más
que
un vicioso de la rima,
de
números entre sinalefas e hiatos,
acentos
de suma, resta,
que
volverían loco a un verdadero
matemático.
De estructuras
danzarinas,
la clásica,
es
de números fijos para palabras
infinitas,
solo para amantes
de
los dedos con alas
a
cielos contados,
tan
libres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario