Vivir
tuyo,
por
ejemplo,
es
algo más que respirar,
que
pensar otro sol,
ser
agua, o tu nombre.
Dije
alguna vez que lluevo
y
que detrás anda la sangre despierta
al
modo de cruzar espejos
y
ternuras. Tuyo,
como
volar por siglos
el
instante, a tu voz a solas,
como
coserme al borde de ti, atar la luz,
encender
la realidad
con
nuestras propias manos.
Como
caminar a tu pecho,
tener
de tus brazos lo dulce
de
la sed,
morir
tuyo, en todo caso.
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