Ya tengo otra. Y
a ver qué culpa tengo yo. Habitualmente me callo. Me lo trago solo.
Lo sufro en silencio. Más porque le conozco. No me gusta su
prepotencia, su frialdad a veces. Ambos somos humanos. Ya sé que muy
diferentes, aunque hayamos coincidido muchas veces. Y sabemos que
cuando nos entendemos es maravilloso. Pero en esto no se puede, no,
no se puede, y estoy ya hasta la arteria mayor. Cierto es que lo
sobrellevo. Lo que hay, quiero decir. Y qué culpa tengo yo de lo que
me entra por los ojos. Tengo que decírselo. No sé mentir.
- Tengo un problema – le suelto así, sin más, con un redoble.
Ella
sabe de qué le hablo, sé que ha pensado en ello muchas veces.
- ¿Un problema...otro problema...?
- Este es muy serio – retumbo
- Ya, ya, el puto problema de siempre – suelta ya como sabe, dominando la situación- ...el mismo y puto problema de siempre
- Yo no tengo la culpa...
- Ya, ya, Don Porrompompom nunca tiene la culpa – ironiza (sabe hacerme sufrir)- ¡tú a lo tuyo, a incordiar, a intentar ponerme a doscientos por hora...!
- Sabes que no es eso. Yo solo digo lo que siento, y esto es muy fuerte – martilleo
La
noto nerviosa. Empieza a cabrearse.
- ¿Es que no puedes conformarte con lo que tienes?...¡si gustarme tú y yo sabemos que me gusta...!, pero solo es eso, atracción, no sé...
- Es amor – me acelero
- ¿Amor...qué amor ni qué hostias!
- Yo sé de esas cosas, tía, es amor, y amor del bonito, del hondo, del sincero...
- Pero tú ya estás enamorado...-insiste
- Sí, no sé
- ¿Y te queda sitio?
- ¡Ufff...!
Retumbo
en los oídos. Me siento por un momento dueño de la situación. El
ansia está conmigo. Sí, ya sé que como invitada de piedra, porque
ella decide. Y yo la entiendo. Quién manda manda, y la razón la
tiene.
- Pero no puede ser – me suelta, ya sé que bien pensado
- Lo sé...solo te lo he dicho para que lo sepas. Ella no es una más. Tú piensa en ella como quieras, pero no te engañes.
- ¿Y dices que es amor?
- Auténtico
- ¡Joderrr...!
No le digo más.
Recupero mi pulso habitual. A ella la dejo ya que piense en otras
cosas, que, ya sé, bastante tiene.
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