Se
escuchan risas, música,
fuera
del corazón. Latente
es
tu ausencia. Por donde huye
la
sangre continúa mi rostro
perdido.
Vagabunda
es
su atadura.
Desandar
lleva al niño
que
no crece,
que
pregunta qué hacer,
si
de amor no sabe nada.
La
lluvia cesa
en
los bosques del alma.
Vuelve
a su fronda la palabra,
al
silencio que la borra,
hace
piedra y pobre ser.
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