juanitorisuelorente -

jueves, 20 de enero de 2011

EN LA ALEGRÍA DE VIVIR

En tiempos de bonanza fue fácil hacer amigos, incluso del alma. Salieron amigos de debajo de las piedras, amigos de la mano en el hombro, amigos de recobradas juergas, de revelar confidencias respecto a asequibles deseos, alcanzables sueños; eran amigos que habían prosperado en su trabajo, en su negocio, gentes sencillas a las que volvía a abrírsele de par en par esa puerta a menudo cerrada.
Amigos que volvieron a activar la vida social, habitualmente rutinaria o solitaria, amigos de abrir la gana del disfrute de vivir.
Amigos que duraron lo que duró la alegría, amigos que estuvieron mientras que la felicidad los tuvo.
Amigos que como vinieron se marcharon, desaparecieron, en cuanto hubieron de derramar, vieron derramada la primera lágrima.
Suerte que quedaron los de siempre, esos que yo ya no llamo amigos.

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