Esa multitud infinita
que embestí con prepotencia
me cerró su tenaza
su mundo contemplativo y ruidoso.
Camino y pasa la vida
de esfuerzos sin sentido.
Apuntala la ruina fatua
la victoria ante la masa distraída,
y me espera la medalla del adiós,
el cálido homenaje, el abrazo sentido.
Y de pronto atrapado en mí
como en una barca que se hunde
mi sitio me pertenece
y no es confusión lo que queda
si estrujo su gracia,
si debo atacarme cuando mi mayor enemigo
-aquel que fui-
está desarbolado.
Y no me aburro si sé pensar
-como si no lo supiera-
(de "Escribir sobre ti", accesit Bailén 2009)
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