Para evitar la tentación de que salgas
de puntillas de algún recuerdo intenso,
si ando perdido en tu busca,
de cada uno conservo
la llave.
Si de mí vida me siento naufrago
y tú la isla que me espera cercana,
si anoto cada vez que tú me salvas,
si lo visto y por ver son ramas
en el abismo que nos quedan,
no pidas por pedir razones
de fingir cansancio.
La edad juega a abrir surcos en los rostros,
a recordar antiguos aliados,
aquellos ríos ya sin agua,
de vejez precoz, sobrevenida.
Y te parece que llega el amor solo para irse,
que justifica los instantes,
y los rocía de bienestares antiguos,
y destellan un rato de hallazgos nuevos,
como brillan las rocas tras la lluvia.
El amor, insistes que a su juicio no aparece.
Pero pregunta por ti a la noche en mis sueños,
a ese desconocido que mueve los hilos
mientras floto en un mar de calma.
Pregunta y me verás seguro
de lo que tuve, y hay,
y lo inaceptable.
(de "Escribir sobre ti", accesit local Bailén 2009)
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