SIN CORAZÓN
En tu rostro leo signos de lo vivido, y lejano,
en tus ojos penetro a vacíos con poco fondo;
son tus ojos los que desvelan estos hechos conservados,
son ellos los que se echan a cuestas
al cuerpo entumecido –sólo por tus manos-,
son ellos el centro del alma que quiere, criatura.
Aquello que resurge no estuvo perdido, y sabe
mucho de esto, de agradar, de saltar abismos
en palabras que tocan, manos que hablan; sabe
discernir la larga vida de la vida de ahora mismo;
de ansia extrema afirmada en perdones sin ganas,
de memoria tortuosa e inútil, y de como vaciarla entera.
Y fiel al instante me exiges lo que existe y es tuyo. Pero
tienes lo que tienes, corazón, sin corazón.
Así unidos en la sombra pronto brillan
trémulos los delirios. Y enfrían su canción
nota a nota. Murmuran. Ya casi imperceptibles.
Respiraciones hondas. Silencio.
Lo interior termina, se viste,
y afuera nada sabe de nada.
Ni hace falta.
(de "Islas")
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