(Imagen de la red)
Amo
desabrocharte la camisa,
dar
un paso atrás agarrado a tu carne,
llenar
mi boca de mares de ojos,
naufragar
por tu cara
y
salvarme en tus labios.
Amo
sobrevivir en ti
con
la voz de mis manos
como
único recurso,
desnudando
tu árbol, y mordiendo
hasta
tu más ínfimo suspiro.
Amo
adentrarme en tu manantial
de
espejos, donde cada gesto
exhibe
adentros, oprime más el abrazo,
acaba
dibujando vida en los silencios.
Amo
luego ser luna en tu piel,
dulce
nana,
niño
sabio, tu horizonte,
tu
hombre,
tu
poesía.
juanitorisuelorente -
domingo, 6 de marzo de 2016
viernes, 4 de marzo de 2016
jueves, 3 de marzo de 2016
CRUEL SILENCIO (Romance)
(Imagen de la red)
Quizá el volver a ser hombre,
sentir que te estoy perdiendo,
el regresar a la luz,
al camino solo nuestro,
o quizá por ese duende
que no quiere vernos lejos,
vuelve la vida a mis ojos,
regresa el alma a mi cuerpo.
Ahora busca tu perdón
un aciago sentimiento,
una voz que te hace daño
si es la cruz de tus desvelos,
voz y ruina del sentir
con la excusa de mis miedos.
Regresa la sensatez
ahora que no hay remedio,
que cerraste el corazón
del que pude hacerme dueño.
La llama que sigue en pie
entre las garras del viento
es un nuevo amanecer,
una flor de entre los muertos,
reflejo de lo más triste
y a la vez de un mundo nuevo.
Ya perdida la inocencia
queda nuestro ser en cueros,
en la calle todo engaño,
desvelados sus secretos.
Todo pide sopesar
si merece ser del tiempo,
ser de otras primaveras
habitar otros inviernos,
aunque siga en la memoria
el más ruin de los hechos,
una salida cobarde
hacia un mar de cruel silencio.
Abrazados al azul
como príncipes de cuento
y me empeño en ser así,
tantas veces tan ajeno,
escribiendo de tus labios
con el roce de mis dedos,
por el camino a tu sangre
cuando recuerdo algún beso
y sigo en el fondo angosto,
vagando en mi mundo viejo.
De tu profunda raíz
otra florecilla anhelo,
a esta intentaré cuidarla
aunque ya no me lo creo.
Quizá el volver a ser hombre,
sentir que te estoy perdiendo,
el regresar a la luz,
al camino solo nuestro,
o quizá por ese duende
que no quiere vernos lejos,
vuelve la vida a mis ojos,
regresa el alma a mi cuerpo.
Ahora busca tu perdón
un aciago sentimiento,
una voz que te hace daño
si es la cruz de tus desvelos,
voz y ruina del sentir
con la excusa de mis miedos.
Regresa la sensatez
ahora que no hay remedio,
que cerraste el corazón
del que pude hacerme dueño.
La llama que sigue en pie
entre las garras del viento
es un nuevo amanecer,
una flor de entre los muertos,
reflejo de lo más triste
y a la vez de un mundo nuevo.
Ya perdida la inocencia
queda nuestro ser en cueros,
en la calle todo engaño,
desvelados sus secretos.
Todo pide sopesar
si merece ser del tiempo,
ser de otras primaveras
habitar otros inviernos,
aunque siga en la memoria
el más ruin de los hechos,
una salida cobarde
hacia un mar de cruel silencio.
Abrazados al azul
como príncipes de cuento
y me empeño en ser así,
tantas veces tan ajeno,
escribiendo de tus labios
con el roce de mis dedos,
por el camino a tu sangre
cuando recuerdo algún beso
y sigo en el fondo angosto,
vagando en mi mundo viejo.
De tu profunda raíz
otra florecilla anhelo,
a esta intentaré cuidarla
aunque ya no me lo creo.
sábado, 20 de febrero de 2016
ROMANCE A UNA FLOR
(Imagen de la red)
Del jardín de la mañana
no han vuelto a cortar mis manos
más azul para tus ojos,
otra luz a nuestros pasos.
Era el sol hecho palabra,
respirar bajo su manto,
con inicios tan risueños,
otras veces tan opacos,
pero siempre rey que abría
las dos puertas a lo amado.
Primero su diario aroma,
después el sentir innato,
el modo de hacer las cosas
de que cada uno es esclavo,
antes ver su savia fresca
y todo luego a su amparo,
sin ella nada se escribe,
sin ella la hoja está en blanco.
Adalid de mil recuerdos,
miles de horas en los brazos
del sentir bajo el abrigo
más hermoso o más amargo.
¡Fuente del amanecer,
recorrías nuestros campos,
y la voz de orilla a orilla
paseaba por tu tallo!
Hoy tu mundo está desierto,
sin ti surge un mundo extraño,
viento y fuego que en silencio
calcina el inmenso prado,
toda flor, y del jardín
hasta los nuevos milagros.
Del jardín de la mañana
no han vuelto a cortar mis manos
más azul para tus ojos,
otra luz a nuestros pasos.
Era el sol hecho palabra,
respirar bajo su manto,
con inicios tan risueños,
otras veces tan opacos,
pero siempre rey que abría
las dos puertas a lo amado.
Primero su diario aroma,
después el sentir innato,
el modo de hacer las cosas
de que cada uno es esclavo,
antes ver su savia fresca
y todo luego a su amparo,
sin ella nada se escribe,
sin ella la hoja está en blanco.
Adalid de mil recuerdos,
miles de horas en los brazos
del sentir bajo el abrigo
más hermoso o más amargo.
¡Fuente del amanecer,
recorrías nuestros campos,
y la voz de orilla a orilla
paseaba por tu tallo!
Hoy tu mundo está desierto,
sin ti surge un mundo extraño,
viento y fuego que en silencio
calcina el inmenso prado,
toda flor, y del jardín
hasta los nuevos milagros.
viernes, 19 de febrero de 2016
SOL Y OTOÑO (9 poemas)
(Imagen de la red)
(9)
Otra hoja caída,
y bajo sus hojas seguimos sin ver el cielo.
El tiempo es una palabra
que entierra la espera, pero ella
sigue su andar ciego. Edificar
los momentos que se pierden es sólo
razón de ser, ya que no ignoran el labio
que abraza lo que ya nos pertenece.
Otra hoja caída,
y no hay regreso afuera, pero sí a los ojos
de adentro, a lo que no cambia
mientras no le dejen hacer otra cosa,
(1)
Hay
océanos
en
la tierra más seca.
Hay
nubes, pájaros, en el silencio
de
allí. Y fina arena
que
tiene rostro tras unos pies
descalzos.
Callan y callan
las
voces, cada vez más débiles,
pero
no paran de hablar
las
necesidades del alma.
Todo
y simple tenerte con cualquier
oleaje.
Un decir sin palabras:
la
lluvia ya vendrá.
(2)
Lo
que se va a toda costa
no
se va así, si este número
ya
no se divide por la mitad.
Uña
y carne practicando ser
en
un universo más amplio, o sea,
la
sangre por los tiempos del corazón.
Sabemos,
y hasta de no querer saber,
y
eso hace fuego del que se esconde.
De
ahí caminos que no se juntan
y
dicen lo mismo, de ahí
el
sol y sus hojas de otoño,
de
ahí, de mí en ti, de ti en mí.
(3)
Adiós,
adiós.
Es
fiesta en la incertidumbre.
Una
calle rota en la esquina,
con
delante sin hacia donde,
y
para qué.
Todo
sigue siendo abismo,
pero
ahora también hace sombra.
Aquí
y ahora
es
otro largo otoño. Veo
sin
esfuerzo, eso sí, todo
desde
tu voz primera, e irrumpe
el
cuerpo que se abre, lo que
no
sé. Tanta belleza.
En
el aire la conciencia pisa
firme,
si volar sigue a modo
descuidado.
(4)
Necesita
otro idioma
un
te quiero de muy lejos.
No
permiten más palabras tantas
muestras
de ternura. En la orilla,
de
tu mano,
hasta
todo se ha dicho. Y
callado
lo vuelve a decir
el
hambre. Un abrazo y un beso
miran
la luz que se abre. Y se cierran
en
una palabra que pronto no respira.
(5)
Este
poema empieza a ser
aunque
aún no se me ocurre nada.
Va
dejando su mudez
no
hollando en el sinsentido, sino
en
pos de tu rostro en mi adentro.
Y
mientras dice qué alcanza a decir
voy
andando hacia atrás sin hacer ruido,
por
lo que hay,
todo
lo que debes ser verdad.
Y
resplandece
lo
que nada mejora:
un
amor desobediente. Así
el
poema acaba
donde
la luz no cesa.
(6)
Entre
olas hola,
y
así respira el desasosiego.
El
sol que viene abraza
el
otoño, y este a septiembre.
Y
todo vuelve a tomar a palabra
que
subraya verte.
Abre
el
ángulo la distancia al beso
que
va y viene en los ojos,
si
crece en los caminos largos.
(7)
A
toda luz, entre la gente,
hay
rincones oscuros en plena calle.
No
se repiten
y
vive silencios el sacrificio. Hay
brillos
que no se ven si van directos
de
corazón a corazón y el resto luce
amistad
como si nada. Y por sabido
se
encuentra amor en las palabras
que
no dicen. A la vista,
a
la intemperie, las almas
se
abrazan, se besan. Son calles
que
aún no van a ningún lado,
tan
solo al mundo entero.
Mendigar
sus instantes
es
lo propio de pobres corazones.
(8)
Todo
y nada dicho
vive
en los alrededores del día.
Una
o mil palabras lo tejen
y
abrigan, dicen. Nada
les
quita el hambre, ni siquiera
saciarse.
Dicho y por decir se alían,
y
sin pararse ni a pensar retoman
el
diálogo a la espera. Sus espacios
en
blanco los llena el cielo que transpiran.
Así
no hay tregua, y a ambos responde
su
ritmo secreto: Te pienso y te digo.
(9)
Otra hoja caída,
y bajo sus hojas seguimos sin ver el cielo.
El tiempo es una palabra
que entierra la espera, pero ella
sigue su andar ciego. Edificar
los momentos que se pierden es sólo
razón de ser, ya que no ignoran el labio
que abraza lo que ya nos pertenece.
Otra hoja caída,
y no hay regreso afuera, pero sí a los ojos
de adentro, a lo que no cambia
mientras no le dejen hacer otra cosa,
si
la lluvia sigue en este otro hoy que pasa.
jueves, 11 de febrero de 2016
MODO DE VER (Soneto)
(Imagen de la red)
Son de un modo de ver tan diferente
que aunque cada uno busque en el detalle
que el amor en sus lunas nos estalle
les suele molestar algo inocente.
A menudo su voz luce silente,
callados magnifican que te falle,
y no existe palabra que retalle
si firme a su desdén se une la mente.
Son de un modo de ver que nos destruye
si sus muros me cierran todo paso
y tan cerca y tan lejos nada fluye,
ellos en todo ven colmado el vaso,
así lo poco tanto les influye
que se cierran asidos al fracaso.
Son de un modo de ver tan diferente
que aunque cada uno busque en el detalle
que el amor en sus lunas nos estalle
les suele molestar algo inocente.
A menudo su voz luce silente,
callados magnifican que te falle,
y no existe palabra que retalle
si firme a su desdén se une la mente.
Son de un modo de ver que nos destruye
si sus muros me cierran todo paso
y tan cerca y tan lejos nada fluye,
ellos en todo ven colmado el vaso,
así lo poco tanto les influye
que se cierran asidos al fracaso.
miércoles, 10 de febrero de 2016
ABANDONO
(Imagen de la red)
Tirada en la calle,
derramada,
otra vez la sombra
que se resiste al paraíso.
Quedan en ella,
en sus ojos cerrados,
lo bueno y malo que pasa.
Allí queda,
tirada en la calle,
toda la sed
a las puertas del desierto,
queda el alma
lejos de tanto corazón,
con la rosa, siempre, acunada en sus
brazos.
Vuelve otra vez
a cerrarse la eternidad,
a ser triste
cada voz que te respira.
Cesa la canción,
y vuelven los pájaros del porqué
a girar y girar desamparos.
Y vuelven muy vivas
las preguntas de siempre,
las verdades de la muerte.
En mi silencio palpitas
y sigue tirada en la calle
la sombra de la lluvia,
la caricia que espera
un mañana de piedra,
aunque hoy diga nuncas
si todo ha acabado.
Allí,
tirada en la calle,
con sangre que no construye vida,
está la sombra de te quiero a mi lado,
y de tanto aún no escrito.
Allí estamos, tú y yo
a cada lado de la calle
y ella, la sombra,
con su luz blanca diciendo basta.
De fondo, sí,
todo con vientos sin respiro
cuidando la copa de plata,
mirando al mundo
que jalea su alfabeto.
Pero lo que más nos importa
sigue sola,
tirada en la calle,
y en sus ojos adioses, frío,
que volvemos a beber.
martes, 9 de febrero de 2016
AMAR, UNA VEZ
(Imagen de la red)
Cuando se pierde el corazón
nada queda irrepetible,
nada que reconozca
que quisiera.
Cuando se destruye el corazón
no hay posible regreso,
con plenitud ama una sola vez
y no lo repite,
porque la vida
no se repite.
Cuando se pierde el corazón
nada queda irrepetible,
nada que reconozca
que quisiera.
Cuando se destruye el corazón
no hay posible regreso,
con plenitud ama una sola vez
y no lo repite,
porque la vida
no se repite.
domingo, 7 de febrero de 2016
LA VOZ QUE LO RESPIRA
(Imagen de la red)
Presume al fin de unos labios,
de tus labios,
el deseo de plata,
otro latir de la sangre que no declina.
Saciado de imágenes,
crece en la textura
de los cielos que penetra,
un espacio nunca poseído.
Y habita su vaivén,
principios del abismo,
su húmeda apretura.
Presume al fin de unos labios,
de tus labios,
el deseo de plata,
otro latir de la sangre que no declina.
Saciado de imágenes,
crece en la textura
de los cielos que penetra,
un espacio nunca poseído.
Y habita su vaivén,
principios del abismo,
su húmeda apretura.
sábado, 6 de febrero de 2016
DESORDEN
(Imagen de la red)
No reprimo el vicio
de ser feliz,
y el modo de amarte
se vuelve historia.
Aprendo
a desnudar cicatrices,
las del pasado que se va,
las de tu mano que resurge.
Aprendo a perderme en el corazón
de una voz que además escucha,
aprendo a dejar salir la luz
de mi rostro de penumbra,
a ser acorde lento que respira libertad,
el vértigo de unos labios, su prodigio.
Aprendo del milagro
que nada deja de mí intacto,
y hace agua la mirada
que se aventura por el lecho de tus olas
donde acaban las palabras.
Y siento ser hoja que cae por un instante,
que se posa en la tierra que germina,
o sangre que escapa,
y siento al cristal que respira,
a los nombres sin piel, ni espalda,
de cuerpos que volando quietos
deciden ser eternos.
Aprendo
si vengo del frío de un país ignoto,
donde el nombre de las cosas
busca el mar como es costumbre
y tiene miedo a desnudarse.
Aprendo, y me cuesta,
si pertenezco al mundo de la lluvia
que apoya su raíz sobre la carne,
en la linde del naufragio,
a la muerte temprana
que se arrodilló por el peso del silencio.
No reprimo el vicio
de ser feliz,
y el modo de amarte
se vuelve historia.
Aprendo
a desnudar cicatrices,
las del pasado que se va,
las de tu mano que resurge.
Aprendo a perderme en el corazón
de una voz que además escucha,
aprendo a dejar salir la luz
de mi rostro de penumbra,
a ser acorde lento que respira libertad,
el vértigo de unos labios, su prodigio.
Aprendo del milagro
que nada deja de mí intacto,
y hace agua la mirada
que se aventura por el lecho de tus olas
donde acaban las palabras.
Y siento ser hoja que cae por un instante,
que se posa en la tierra que germina,
o sangre que escapa,
y siento al cristal que respira,
a los nombres sin piel, ni espalda,
de cuerpos que volando quietos
deciden ser eternos.
Aprendo
si vengo del frío de un país ignoto,
donde el nombre de las cosas
busca el mar como es costumbre
y tiene miedo a desnudarse.
Aprendo, y me cuesta,
si pertenezco al mundo de la lluvia
que apoya su raíz sobre la carne,
en la linde del naufragio,
a la muerte temprana
que se arrodilló por el peso del silencio.
viernes, 5 de febrero de 2016
MEANDRO
(Imagen de la red)
Ya no puedo regresar.
Donde se detuvo
aquel viento,
en aquella huella
en las sombras del árbol
hay huesos
del verdugo que me ignora.
Ya no puedo regresar.
Donde se detuvo
aquel viento,
en aquella huella
en las sombras del árbol
hay huesos
del verdugo que me ignora.
martes, 26 de enero de 2016
NULO, Y GRAN LECTOR (Soneto)
(Imagen de la red)
A la búsqueda intensa de mis brazos
le mostraste un camino sin retorno,
no queda ni lo sido como adorno,
de tanta vida apenas breves trazos.
Abres tu seno y salta en mil pedazos,
uno tras otro aviva el fuego al horno,
y de ninguno acepto algún soborno,
ni súplicas por tantos viejos lazos.
En este amor sentido de esta forma
donde el lado lector ya nada achucha,
yo soy quién digo, quién todo uniforma,
otro pecho desnudo que en ti lucha
por tu mundo de dos como nueva horma,
otro más a saber si el tiempo escucha.
A la búsqueda intensa de mis brazos
le mostraste un camino sin retorno,
no queda ni lo sido como adorno,
de tanta vida apenas breves trazos.
Abres tu seno y salta en mil pedazos,
uno tras otro aviva el fuego al horno,
y de ninguno acepto algún soborno,
ni súplicas por tantos viejos lazos.
En este amor sentido de esta forma
donde el lado lector ya nada achucha,
yo soy quién digo, quién todo uniforma,
otro pecho desnudo que en ti lucha
por tu mundo de dos como nueva horma,
otro más a saber si el tiempo escucha.
sábado, 23 de enero de 2016
OTRA PRIMERA VEZ
(Imagen de la red)
Será como lo ya ocurrido,
un alud tras la puerta
de otra primera vez.
El temblor haciendo noche
en su apretura,
los ojos abriendo soles
por mares y tierras de rostros
de otro mundo.
Será como fue, tan hondo
alguna vez, enemigo aún
de recordarse.
Serán dos, tres, cien, hasta dejar
la piel desnuda.
Será como nunca fue la espiral
de fuego en su lento descender
a la ceniza.
Será como debiera ser todo después,
los cuerpos hundidos en los ojos,
aún sintiendo.
Será como lo ya ocurrido,
un alud tras la puerta
de otra primera vez.
El temblor haciendo noche
en su apretura,
los ojos abriendo soles
por mares y tierras de rostros
de otro mundo.
Será como fue, tan hondo
alguna vez, enemigo aún
de recordarse.
Serán dos, tres, cien, hasta dejar
la piel desnuda.
Será como nunca fue la espiral
de fuego en su lento descender
a la ceniza.
Será como debiera ser todo después,
los cuerpos hundidos en los ojos,
aún sintiendo.
miércoles, 20 de enero de 2016
VICEVERSA (Soneto)
(Imagen de la red)
Demasiado poeta a campo libre,
tan ajeno a los rostros de la rima,
la sensación final es la que prima,
y que tras su lectura el cuerpo vibre.
Poemas al sentir de otro calibre,
al vaivén sin la métrica que mima,
sin cuidar los acentos que dan grima,
ni apretar el corset que lo equilibre.
Sentimientos de olor a cielo antiguo,
estructura precisa, no dispersa,
ni es mejor ni peor, yo lo atestiguo
que con todo mi abierta voz conversa
y si algo no conozco lo averiguo,
aunque soy más de rima, y viceversa.
Demasiado poeta a campo libre,
tan ajeno a los rostros de la rima,
la sensación final es la que prima,
y que tras su lectura el cuerpo vibre.
Poemas al sentir de otro calibre,
al vaivén sin la métrica que mima,
sin cuidar los acentos que dan grima,
ni apretar el corset que lo equilibre.
Sentimientos de olor a cielo antiguo,
estructura precisa, no dispersa,
ni es mejor ni peor, yo lo atestiguo
que con todo mi abierta voz conversa
y si algo no conozco lo averiguo,
aunque soy más de rima, y viceversa.
sábado, 16 de enero de 2016
ÉXTASIS
(Imagen de la red)
Cada vez más a menudo
te destruyo,
luego,
pronto,
siempre,
no queda rastro de mí.
Cada vez más a menudo
te destruyo,
luego,
pronto,
siempre,
no queda rastro de mí.
martes, 12 de enero de 2016
miércoles, 6 de enero de 2016
martes, 29 de diciembre de 2015
ROMANCE A SAN JUAN EVANGELISTA
(Mi aportación al acto de presentación del cartel del 75 aniversario de la bendición de San Juan, en Bailén.)
San Juan, de los doce apóstoles
tú fuiste en más relevante.
Discípulo del Bautista,
pasó Jesús una tarde
por la orilla del Jordán
y les dijo al señalarte:
"He ahí el cordero de Dios",
y jamás le abandonaste.
Junto a tu hermano Santiago
dejásteis solo a tu padre,
el trabajo acomodado,
toda la vida de antes,
sin cumplir los veinte años
de los doce formas parte,
promulgaste su palabra,
el misterio se hizo carne.
Te tuvo especial afecto,
Pedro y tú los dos puntales,
incluso en lo más difícil,
dar al mundo su mensaje.
San Juan, en la Santa Cena
diste la mejor imagen,
cuando Jesús os confiesa
que uno vais a entregarle
te reclinaste en su pecho:
"Señor, ¿quién es el culpable?".
Pedro tres veces le niega,
no hay en ti un gesto cobarde.
Al pie del monte Calvario,
ante el cuerpo agonizante,
tan solo su Madre y tú,
y de los demás no hay nadie.
En el último suspiro
a ti entrega lo más grande,
"Madre aquí tienes a tu hijo,
hijo aquí tienes a tu Madre".
María vivió en tu casa
como uno más de tu sangre,
y con inmensos cuidados,
y hasta en el último instante.
"Somos hijos de María",
todo cristiano proclame.
Y Jesús resucitó,
y en otra escena entrañable
solo tú lo ves de lejos:
¡Es el Señor!, les gritaste.
En ti el amor, la fe en Pedro,
de su doctrina el baluarte,
"Amaos unos a los otros",
es el mandamiento clave.
Nos dejaste tu evangelio,
el misterio se hizo carne.
San Juan, de los doce apóstoles
tú fuiste en más relevante.
Discípulo del Bautista,
pasó Jesús una tarde
por la orilla del Jordán
y les dijo al señalarte:
"He ahí el cordero de Dios",
y jamás le abandonaste.
Junto a tu hermano Santiago
dejásteis solo a tu padre,
el trabajo acomodado,
toda la vida de antes,
sin cumplir los veinte años
de los doce formas parte,
promulgaste su palabra,
el misterio se hizo carne.
Te tuvo especial afecto,
Pedro y tú los dos puntales,
incluso en lo más difícil,
dar al mundo su mensaje.
San Juan, en la Santa Cena
diste la mejor imagen,
cuando Jesús os confiesa
que uno vais a entregarle
te reclinaste en su pecho:
"Señor, ¿quién es el culpable?".
Pedro tres veces le niega,
no hay en ti un gesto cobarde.
Al pie del monte Calvario,
ante el cuerpo agonizante,
tan solo su Madre y tú,
y de los demás no hay nadie.
En el último suspiro
a ti entrega lo más grande,
"Madre aquí tienes a tu hijo,
hijo aquí tienes a tu Madre".
María vivió en tu casa
como uno más de tu sangre,
y con inmensos cuidados,
y hasta en el último instante.
"Somos hijos de María",
todo cristiano proclame.
Y Jesús resucitó,
y en otra escena entrañable
solo tú lo ves de lejos:
¡Es el Señor!, les gritaste.
En ti el amor, la fe en Pedro,
de su doctrina el baluarte,
"Amaos unos a los otros",
es el mandamiento clave.
Nos dejaste tu evangelio,
el misterio se hizo carne.
viernes, 25 de diciembre de 2015
EL MAR EN EL SUELO FRÍO
(Imagen de la red)
Eres lo profundo,
mi plenitud,
lo más bonito que he visto nunca,
un corazón en mis brazos,
dicha en los instantes,
un día de lluvia,
luz que se aventura
a fluir a través de mí,
para ser primavera de mi carne,
día y noche de entrelazadas manos,
silencio que desemboque
a un mañana resumido,
a un cielo contiguo,
y surja un mar breve,
tierra que nadie haya visto,
donde plegar las alas a una sola puesta de sol,
fluyan los ojos,
y se asomen a su ventana
sin una lágrima.
Eres lo profundo,
mi plenitud,
lo más bonito que he visto nunca,
un corazón en mis brazos,
dicha en los instantes,
un día de lluvia,
luz que se aventura
a fluir a través de mí,
para ser primavera de mi carne,
día y noche de entrelazadas manos,
silencio que desemboque
a un mañana resumido,
a un cielo contiguo,
y surja un mar breve,
tierra que nadie haya visto,
donde plegar las alas a una sola puesta de sol,
fluyan los ojos,
y se asomen a su ventana
sin una lágrima.
LA LUZ DÉBIL (Soneto)
(Imagen de la red)
Tras el azul radiante de la carne
lo oscuro evita a veces la amargura
si en su infinita sed soñar perdura
aunque otra plenitud lo desencarne.
Que a su muerte la doble ausencia encarne
la infancia momentánea que supura
sangre a la pertinaz sombra madura
y que al cuerpo fugaz se reencarne.
Todo atiza un rescoldo sin sentido
y tras la roca seca nace el hombre,
en la llama evidente lo dormido
yergue la lasitud hacia tu nombre
para arrancarte espasmos abatido,
y a tus ojos aún su fuerza asombre.
Tras el azul radiante de la carne
lo oscuro evita a veces la amargura
si en su infinita sed soñar perdura
aunque otra plenitud lo desencarne.
Que a su muerte la doble ausencia encarne
la infancia momentánea que supura
sangre a la pertinaz sombra madura
y que al cuerpo fugaz se reencarne.
Todo atiza un rescoldo sin sentido
y tras la roca seca nace el hombre,
en la llama evidente lo dormido
yergue la lasitud hacia tu nombre
para arrancarte espasmos abatido,
y a tus ojos aún su fuerza asombre.
martes, 22 de diciembre de 2015
TACTO
(Imagen de la red)
Tal vez nunca
dibujen tu tacto trazos de libertad,
ni se deslice
en la distancia que atraviesa tanta piel
hacia la luz,
ni tal vez note
que el tiempo intermitente finaliza,
tal vez nunca
encuentre refugio con cordura,
ni agonice al regazo de mi sangre,
se funda a lugares sin palabras.
Tal vez nunca
libere en lo intrascendente razones
de la existencia,
ni se extienda por temblores a la ceniza,
quizá nunca
si no destruye los propios caminos
de la ausencia,
y logra salir ileso.
Tal vez nunca
dibujen tu tacto trazos de libertad,
ni se deslice
en la distancia que atraviesa tanta piel
hacia la luz,
ni tal vez note
que el tiempo intermitente finaliza,
tal vez nunca
encuentre refugio con cordura,
ni agonice al regazo de mi sangre,
se funda a lugares sin palabras.
Tal vez nunca
libere en lo intrascendente razones
de la existencia,
ni se extienda por temblores a la ceniza,
quizá nunca
si no destruye los propios caminos
de la ausencia,
y logra salir ileso.
domingo, 20 de diciembre de 2015
ETERNA AUSENCIA (Soneto)
(Imagen de la red)
En esta irrealidad se desvanece
la solvencia de toda certidumbre,
me flagelan tus ojos por costumbre
cada vez que el acaso palidece.
El sueño malherido no merece
caer abandonado de la cumbre,
que tras toda tu luz solo vislumbre
como la eterna ausencia reverdece.
Luce en la sima galas la amargura,
y el fracaso en el punto de partida,
decidida a romper la voz futura
que en el instante estuvo tan erguida,
buscando respirar a edad madura
huyendo de los antros de la vida.
En esta irrealidad se desvanece
la solvencia de toda certidumbre,
me flagelan tus ojos por costumbre
cada vez que el acaso palidece.
El sueño malherido no merece
caer abandonado de la cumbre,
que tras toda tu luz solo vislumbre
como la eterna ausencia reverdece.
Luce en la sima galas la amargura,
y el fracaso en el punto de partida,
decidida a romper la voz futura
que en el instante estuvo tan erguida,
buscando respirar a edad madura
huyendo de los antros de la vida.
domingo, 6 de diciembre de 2015
LUGARES DEL VERBO
(Imagen de la red)
Salgo al mundo
de regreso,
a lugares donde en tus ojos
el tiempo dure.
Salgo sin ocio
a lugares en la cumbre
del corazón agitado,
acaso el paraíso.
Salgo al mundo
de regreso,
a lugares donde en tus ojos
el tiempo dure.
Salgo sin ocio
a lugares en la cumbre
del corazón agitado,
acaso el paraíso.
ESPACIO- DESIERTO- PARAÍSO
(Imágenes de la red)
A cierta edad,
incluso bien ordenado,
nada queda como estaba,
los muebles están en su sitio
desde hace más de medio siglo
pero los pájaros no pasan volando,
no suena el despertador,
y cada número sucesivo
cae hoja tras hoja donde nada
ni nadie lo está esperando.
La apariencia
trata lo urgente
como incesante trabajo,
conservando la emoción,
aunque la mirada diga otra cosa
y descuelgue los brazos.
A cierta edad,
incluso en los espejos,
se escuchan todos los errores
y anda suelto el perro
que come desechos. No falta
la pastilla de pobre infeliz,
ni los sueños donde ahora hace frío.
Se vive más con la mano desnuda,
y al oficio
cualquier puente alegra la voz.
A cierta edad,
incluso con la cabeza gacha,
Quizá tiene futuro
aunque el azar no tenga entrañas
y el mar sea un paisaje externo.
Espacio-
desierto-
paraíso-
con
el horizonte de espejismos.
A cierta edad,
incluso bien ordenado,
nada queda como estaba,
los muebles están en su sitio
desde hace más de medio siglo
pero los pájaros no pasan volando,
no suena el despertador,
y cada número sucesivo
cae hoja tras hoja donde nada
ni nadie lo está esperando.
La apariencia
trata lo urgente
como incesante trabajo,
conservando la emoción,
aunque la mirada diga otra cosa
y descuelgue los brazos.
A cierta edad,
incluso en los espejos,
se escuchan todos los errores
y anda suelto el perro
que come desechos. No falta
la pastilla de pobre infeliz,
ni los sueños donde ahora hace frío.
Se vive más con la mano desnuda,
y al oficio
cualquier puente alegra la voz.
A cierta edad,
incluso con la cabeza gacha,
Quizá tiene futuro
aunque el azar no tenga entrañas
y el mar sea un paisaje externo.
Espacio-
desierto-
paraíso-
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