(Imagen de la red)
Tras
el azul radiante de la carne
lo
oscuro evita a veces la amargura
si
en su infinita sed soñar perdura
aunque
otra plenitud lo desencarne.
Que
a su muerte la doble ausencia encarne
la
infancia momentánea que supura
sangre
a la pertinaz sombra madura
y
que al cuerpo fugaz se reencarne.
Todo
atiza un rescoldo sin sentido
y
tras la roca seca nace el hombre,
en
la llama evidente lo dormido
yergue
la lasitud hacia tu nombre
para
arrancarte espasmos abatido,
y
a tus ojos aún su fuerza asombre.
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