(Imagen de la red)
Eres
lo profundo,
mi
plenitud,
lo
más bonito que he visto nunca,
un
corazón en mis brazos,
dicha
en los instantes,
un
día de lluvia,
luz
que se aventura
a
fluir a través de mí,
para
ser primavera de mi carne,
día
y noche de entrelazadas manos,
silencio
que desemboque
a
un mañana resumido,
a
un cielo contiguo,
y
surja un mar breve,
tierra
que nadie haya visto,
donde
plegar las alas a una sola puesta de sol,
fluyan
los ojos,
y
se asomen a su ventana
sin
una lágrima.
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