(Imagen de la red)
A
la búsqueda intensa de mis brazos
le
mostraste un camino sin retorno,
no
queda ni lo sido como adorno,
de
tanta vida apenas breves trazos.
Abres
tu seno y salta en mil pedazos,
uno
tras otro aviva el fuego al horno,
y
de ninguno acepto algún soborno,
ni
súplicas por tantos viejos lazos.
En
este amor sentido de esta forma
donde
el lado lector ya nada achucha,
yo
soy quién digo, quién todo uniforma,
otro
pecho desnudo que en ti lucha
por
tu mundo de dos como nueva horma,
otro
más a saber si el tiempo escucha.
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