Cuando
es muy justo llorar
si
el destino en dos se parte,
cuando
todo desconsuela
porque
duele hasta la sangre,
no
se reconstruye el hecho
que
abatió a todo aguante,
cuando
se estrella el mañana
en
otro nuevo desaire
y
rebosan los caminos,
hasta
el alma se deshace,
y
se apaga la memoria
dando
vergüenza mirarte,
cuando
desciende el futuro
a
las pasados de nadie
y
el temblor que nos destruye
no
merece repararse,
ya
no sirven las palabras
ni
los poemas más grandes,
no
sirve pedir perdón
ni
esperar que todo cambie.
Demasiadas
decepciones
tiran
la vida a la calle.
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