juanitorisuelorente -

lunes, 16 de abril de 2018

DEL AMOR Y LAS PIEDRAS

(Imagen de la red)















Me dicen adiós tus ojos

donde comienza el camino,

y se aleja en ti, latiendo

el amor, fuera de sitio.

En las lentas intemperies

sigo un rastro sin sentido,

si en la sombra que me enhebra

hay derrota de mí mismo,

que es andar en la memoria

por tu rostro nunca visto,

como si eso fuese mundo

y su luz no fuera frío.

Viste el día cerca-lejos

de calores a lo tibio

con un dedo sobre el mapa


a la cruz de lo divino,

y asomado a lo inmutable

que suspira en el Olimpo,

deambulando el corazón

del incendio al laberinto,

mil nombres pasan de largo

y el tuyo en mi mano, fijo.

En la orilla de retorno

el silencio no hace ruido,

del cansancio hasta la luna

queda todo el cielo escrito,

desde el adiós de tus ojos

al secreto de estar vivo.

La compleja arquitectura

del poema más sencillo,

camina hacia toda piedra

con tu adentro en el oído.



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