Un
mar blanco suspendido
con
una lámpara,
y
en la sima,
confundido
entre sábanas
de
un universo invertido,
unos
ojos abiertos penetrándolo,
buceando
en el cemento
y
el tejado, horadándolo
hasta
salir al aire que respiras
para
poder desplegar mis alas
y
volar hasta tu rostro vencido
por
las cuatro de la madrugada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario