Bajo el techo de tu pelo,
bajo hilitos de esperanza,
la sangre y la lluvia
al filo de la luz
por los sueños que vendrán.
Hayan un cristal
los dardos de cada lágrima,
la que pierde el corazón
y toda la sed del mundo.
Silban sus voces en la
calle,
y adentro el poema
bebe todo el mar, mudo.
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