Quién no es y sufre por no ser reconocido
continuamente ha de promocionarse,
saciarse en lo dicho. Quién desata sed de ser
anega sótanos desocupados, oídos
de cuerpos preparados para alejarse, rocía
cuando puede muchedumbres, gotea en gestos
que consentidos se sorprenden.
Pero discurre solo preguntándose siempre
por lo que cree haber dejado bien claro.
Incluso frente a frente crece su artificio
si quién sabe que es resuelve callarse.
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