(Imagen de la red)
Ha
huido a la realidad
la
mente vieja y cansada
para
ver la noche azul
luciendo
piel sin mañana.
Por
los muros de los sueños
ya
saltaron esperanzas,
primaveras
del sentir
a
buscar la rosa blanca.
Él
creía amanecer
el
destello de las hadas,
con
paisajes de otra sal
y
sin los senos de escarcha,
latiendo
otro corazón
sin
salir de las enaguas,
como
quién osa cambiar
y
hasta a sí mismo se engaña.
¡Ay,
prisionero infeliz,
no
es salir por la ventana,
robar
la noche y volver
a
seguir la vida esclava,
ni
soñar como serían
los
momentos de otra raza,
sino
salir por la puerta
porque
tú no has hecho nada!
Regresa
a la realidad
el
destino sin palabras,
atravesando
lo escrito,
pisoteando
su alma,
todo
lo que ha hecho sufrir
a
sufrir la vuelta amarga
que
no merece la pena
lo
que tan solo habla y habla,
con
promesas del hacer
que
no ven la luz del alba.
Es
la cruz de la memoria
enlucir
con barro y paja
todo
vestigio de piedra
chapuceando
su cara,
no
haya a la vista un instante
con
las miradas de plata,
mejor
latente el insulto,
respirar
como se llama,
la
peor savia del hombre
toda
flotando en el agua.
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