En la jaula del amanecer
hay poca luz. Las hojas
vuelan en una nube, y
llueven
donde la vida sigue, en
quiero,
la vieja la chispa de
sufrir.
Pasa junto a la ilusión de
ser
ser que así existe, las
lunas
de su latido llenas,
lejanas como tú, y quién
sabe,
si una ventana devuelve el
aire
al posible merecer la pena.
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