hay sombras al frente
como impostados surcos
que sólo pretenden amarrarse a la tierra.
En el otro lado nada fue inocente,
nada llegó acabado
porque ahora todo esté quieto
o parezca dormido.
Ahora el tiempo que cuenta
no tiene valor alguno –tiempo
muerto que permite vida-
ni la culpa que desnuda el miedo.
Todo esto es un trance que despertará la muerte,
que abatirá a un enemigo que pulula en la agonía.
¿Es suficiente que haya transformado en silencio
los gritos, que anime a los ojos
a buscar la cercanía?.
La maldad que frenó en seco
un hachazo certero
dejó a la luz tierras de conquista,
accesibles sentimientos, aunque sea
sin cimientos de perdón, ni se obre
arrepentimiento.
Fría, y calida, espera.
Demasiado tarde perdonar es ceniza,
aunque prenda fuegos ser perdonados.
(de "Dust in the wind")
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