Me sirven rotos
todos los años que llamo todavía.
Me sirven rotos,
en lo impensable, en lo incuestionable,
los silencios conscientes de que así la vida
no les satisface.
Me sirven rotos
los momentos, los destellos,
cada hazaña en lo que nunca
fue relevante.
Me sirven rotos,
en el clima armónico de la experiencia,
sus legados, sus pasos firmes y medidos,
sus tiempos precisos.
Me sirve rota
la osadía.
Me sirven rotos
los esfuerzos,
el desahogo,
la impaciencia,
la prisa.
Me sirve rota
la fe en mí,
me sirve rota y uno sus trozos
una y otra vez para convencerme
de lo que niego en infinidad de ocasiones:
que ser fiel a mí mismo,
que hacer bien las cosas,
mis treinta años sobre la mesa
solo sirven para envejecerme.
(de "Escribir sobre ti", 2008)
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