Mis labios no albergan esperanza
sin embargo siempre te lo digo:
nunca es el fin de algo
que puede hacerse, despojarse
del orgullo sólo es un acto humano,
aplastar el odio no es un crimen
porque gana vidas. La ternura,
si te dejas, mordería el cuello
al rencor y brindaría con su sangre.
Es fácil
reconocer el pasado, volver
a ocupar tu sitio vacío,
traer a los tuyos,
y ser uno más al calor
de la fiesta. La maldad
que bebe bien desaparece.
Y son resacas alegrías.
(de "Perro viejo")
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