juanitorisuelorente -

jueves, 19 de abril de 2018

LA LUNA EN EL ALAMBRE (Elegía)

(Imagen de la red)

















Para volver a barro no he vivido,

sin alas, como un pájaro de huesos,

ni a la sombra de un cielo no nacido.



Hay nombres que en mis nubes siguen presos,

maduros, con los sueños por delante

y los ojos de lluvia al sol impresos.



El tiempo sigue siendo el aspirante

que a sentirse milagro hace de arena,

no de mano que gire hacia el instante.



Y sangres sin lugar, de vena en vena,

frenando en las afueras de las cosas,

conquistan los temblores de la pena.



¿Por qué buscar cimientos en las glosas?,

¿por qué coser raíces a la lumbre?,

¡Ay!, ¿para qué volar sin ti a las rosas?



No es posible crecer en la costumbre

si es futuro eslabón de la ceniza

aunque ardió en los principios a la cumbre.



Con el reloj sin patria se agudiza

el rumbo impronunciable del destino

que en su propia sombra rivaliza,



y forcejea hollando en mi camino

sacando a flote al alma inamovible

que vive ser a espaldas de su sino.



Esta lenta espiral inmarcesible

lleva consigo inscrita mi ternura

aunque sea silencio en lo invisible.



Como eterna contemplo a la locura

del verbo que me lleva hacia la infancia

junto a esa voz que abrazo en la aventura.



Y quizá en sí confunda la distancia,

mas nunca la costura de algún beso,

de algún abrazo asido a la constancia.



Un sueño azul que encumbro en mi receso,

muriendo entre la vida que huye al hambre,

forjando en lo pequeño mi regreso

sin sentir a la luna en el alambre.






lunes, 16 de abril de 2018

DEL AMOR Y LAS PIEDRAS

(Imagen de la red)















Me dicen adiós tus ojos

donde comienza el camino,

y se aleja en ti, latiendo

el amor, fuera de sitio.

En las lentas intemperies

sigo un rastro sin sentido,

si en la sombra que me enhebra

hay derrota de mí mismo,

que es andar en la memoria

por tu rostro nunca visto,

como si eso fuese mundo

y su luz no fuera frío.

Viste el día cerca-lejos

de calores a lo tibio

con un dedo sobre el mapa


a la cruz de lo divino,

y asomado a lo inmutable

que suspira en el Olimpo,

deambulando el corazón

del incendio al laberinto,

mil nombres pasan de largo

y el tuyo en mi mano, fijo.

En la orilla de retorno

el silencio no hace ruido,

del cansancio hasta la luna

queda todo el cielo escrito,

desde el adiós de tus ojos

al secreto de estar vivo.

La compleja arquitectura

del poema más sencillo,

camina hacia toda piedra

con tu adentro en el oído.



domingo, 15 de abril de 2018

CANSADA FORTALEZA

(Imagen de la red)














Habito y no habito

por entero

tu universo cansado,

y mi nombre es diminuto.

Acerco el oído

a al sangre encarcelada,

y en ese precipicio

veo lo azul de los naufragios,

una isla forjada de ternura

con el hambre de nosotros.

Y debajo de su noche,

sin hechizo ni rotura,

puedo sentir la luz donde nace el aire,

el mar se cristaliza,

y la distancia es, apenas,

un breve desierto sobre la piel

de los silencios.

Pero al tocar el sueño

en lo que te fue abatido

hay un cansancio en las afueras

de la lucha

donde cabe y no cabe

que brote en mi sangre

vivir tu corazón

sin verte llorar.



sábado, 14 de abril de 2018

ESCISIÓN

(Imagen de la red)



























Despertar,

como un golpe de mar,



dejar

que la música del sueño

se extinga entre nosotros...



tu imagen sin raíz,

en penumbra,



como un hilo

de agua verde



que se suelta

al olvido,


sin notarse...

domingo, 8 de abril de 2018

CERTEZA DE LA TARDE (Soneto)

(Imagen de la red)


















Correr para arrancarte una sonrisa

es la flor de un peldaño de la tarde,

otra ascua dando frío que en ti guarde

como certeza azul, tan imprecisa.



Desde lo hondo de verte se divisa

el ovillo en el aire que te arde,

con el surco vencido que abujarde

mi mirada, con alma muy concisa.



Más allá solo existe la impaciencia

por fundir un temblor recién nacido

al instante más álgido del mundo.



Un sueño, noche adentro de la ausencia.

Un beso, siempre a ser entretejido.

Mañana con el norte vagabundo.

martes, 3 de abril de 2018

DESALOJO

(Imagen de la red)



















Tenemos los labios apretados, y nada nos 

delata. Seguimos en el quicio de la constancia 

con los relojes de arena sin conocer los 

domingos, creciendo como árboles de mar, 

intactos, pisando vacíos de la memoria, con los 

días laborables muy viejos, sin rumores de 

eternidad.

Así, el abismo y la huella son huecos que besa 

hunde a la vida, palabras que persiguen a las 

respuestas que solo tienen quietud y laberinto, 

como cosas que ya no pertenecen.

El hombre que silba no tiene nombre de tanto 

pisar la luz, tan verde de los parques, tan 

rostro de la calle y las esquinas, con tendencia 

a la nostalgia pero más hecho a mecerse en el 

viento o a hundirse en la maleta del río.

La juventud lleva consigo sus raíces, y los 

demás, a pesar de todo, seguimos cubriendo 

los espacios que sobreviven, aunque a las 

miradas les hayan robado el aliento y se 

imponga la rama a que agarrarse.

Tan frágil levedad son los límites que traza el 

mundo para quienes ya lo cerca queda lejos.

domingo, 1 de abril de 2018

RAZÓN DE SER (Romance)

(Imagen de la red)










Todo ascender a una cumbre

lleva a sí su precipicio,

como en surcos a tu nombre

caen sombras desde el trigo.

Tanta infancia noche adentro

que se extingue en los caminos,

habitando en los escombros

con el mundo dando frío,

me hace arder entre los mapas

por volar cielos de niño.

Alma blanca que, difusa,

tiene un hábito de abismo,

con el verde calcinado

y su fruto en él tendido

como el reino agonizante

de un desnudo pergamino.

Visten de agua lo desierto

tantas nubes de tu hechizo

que descargan rebeldías

por los silenciosos himnos,

y en sus páginas de sangre

brotan símbolos marchitos,

versos con razón de ser,

sol a un rostro entretejido

(Marca el rumbo la deriva

de la luz por puro instinto).