No
por mucho madurar
se
es poeta más temprano
porque
Dios tan solo ayuda
a
quién madruga descalzo,
con
agua que ha de beber,
siempre
a la chita callando.
Que
al saber lo llamen suerte
y
en cien año todos calvos,
lo
dicen por San Martín
las
noches de gatos pardos.
Nunca
el buen entendedor
sale
del fuego quemado,
sí
el necio que todo sabe
y
busca tres pies al gato,
aprendiz
siempre de mucho,
y
más de ciento volando.
Al
pan pan, y al vino vino,
aunque
el tuerto reine el alto,
porque
ni a río revuelto
una
vela es de otro palo,
que
quién hace lo que puede
¿a
qué más está obligado?,
si
unos nacen con estrella
y
otros nacen estrellados.
Un
poeta es el que nace
y
la miel no es para el asno,
porque
parezca de oro,
mate
moscas con el rabo,
que
aunque en gustos no haya escritos:
zapatero
a tus zapatos.
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