juanitorisuelorente -

domingo, 2 de septiembre de 2018

CUMBRES EN LA SOMBRA

(Imagen de la red)

















Al nacer pidió mis manos

y los giros de mi boca,

que sopesase en el aire

el vigor que le desborda,

le apretase en mi pecho

hasta mecerme en sus notas,

corazón con corazón

como un himno hacia la gloria.

Y nació tras las miradas

y los sueños por sus olas,

por el amor que, cediendo,

ya deja caer las hojas,

que un día desnuda un beso

y otro sentirlo en la ropa,

cruzando los infinitos

que amamantan tantas horas,

apretando en la memoria,

y hasta el grito, su aureola.

Cayó del cielo despacio

todo el mar que lo abotona

y como universo erguido,

como voz que ya me nombra,

presumió de dar los ojos,

de clavarme un mundo rosa,

y ser bajo los rostros

del instante que destrona

lo profundo de un te quiero

y los besos que lo ahogan,

si los labios suben, bajan,

y a su tersura la ahondan.

Una obra cumbre en tu piel,

como tantas en la sombra.



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