juanitorisuelorente -

domingo, 9 de septiembre de 2018

LA EDAD DE LAS ALAS

(Imagen de la red)

















Fuera sigue haciendo ruido

el norte de la palabra

con la memoria rendida

y de espaldas al mañana.

Nos consuela deshojarnos

mientras los ojos nos bailan,

en ese juego de instantes

que entre los vertes proclaman:

que se muere el corazón,

y en la rosa se desangran

los silencios del abrazo

y tantos besos del alma.

¡Abajos de plenitud!

¡Surcos donde vuela el agua!

¡El río sobre las piedras!

¡Mil versos de arena y paja!

No nos paran de crecer

las edades de las alas

y los cielos que soportan

a los pájaros de plata,

si por el mar no anda el sol

que tan de boca te ama,

si sigue como un planeta

girando en la puerta falsa.

¿Habrá niños en la yerba

con las mudeces atadas?

¿Llegará una mano verde

a volverse luz y casa?

¡Campos con la fe dormida!

¡Noches por la gruta blanca!

¡El temblor que sabe a hueso!

¡Los sueños sin una carta!

En las esperas de madre

nos untan de miel las zanjas,

y el castillo de ceguera

nos teje a pico y a pala

la raíz del universo,

la desnudez de una lágrima.

Y acaso la desventura

se baña ya en agua clara,

con los colores naciendo

y la ternura en las ramas.

Acasos del mismo idioma

sin los caminos de tablas,

los abrazos a la lluvia

sin los hilos como espadas.




No hay comentarios:

Publicar un comentario