De
océanos cruzados,
de
desiertos como nómadas de acero,
me
viene
la
sed del náufrago
y
el espejismo,
esa
cierta isla,
oasis,
a ti.
Un
broche que mira el cielo
de
un estuche que guarda
el
vértigo de rozarte un instante,
la
muerte
tras
un beso de aprendiz.
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