Nace. Crece buscándote.
Va golpeando las paredes
y donde abre una puerta
va dejando su infancia,
y aunque sigue solo, ya
dice:
“Queda mucho por llegar
pero ya no leo a oscuras”.
Allí, por los ojos ya
nuestros,
va cubriendo lo desnudo,
por tu fuente interminable
que es la vida en este
espejo,
donde palabras en el aire
son sendas en mis manos,
que ya escriben en la
espesura
versando en ti su
adolescencia.
Y atado firme a tu mano
llegamos al fin de este
poema
que en otra página en
blanco
nos deshace.
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