Los pasos a la nada no se
piensan,
no arriesgan la existencia,
tan vacía,
anhelo sin objeto que se
enfría
si vagando a su esencia no
condensan.
Uno a otro a ese silencio
hostil se prensan,
buscan ser nula voz del día
a día,
no rinden al futuro
pleitesía
ni al propio sacrificio
recompensan.
Apenas como sangre que
persigue
sensaciones de rostro
interminable,
no hay ávida inquietud que
les obligue
a porfiar más allá de lo
probable,
su recorrer qué hacer solo
consigue
que su buen tiempo sea
irreparable.
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