Sigue dentro de mí la eterna lucha,
esa triste canción que entona el
hombre
sin pensar que la nueva carta escombre
a la vieja eclosión que ya no escucha.
Y no importa el dolor que fuerte
achucha
si no encuentra un instante que no
nombre.
ni un tibio, fugaz paso que no
alfombre,
si una simple emoción en nada es
mucha.
Es el final principio de otra calle,
sangre a la luz que a solas sobrevive,
nacer para cuidar siempre el detalle,
que el nosotros más mínimo se active,
saludar al amor donde se halle,
que en cualquier campo el alma se cultive.
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