Desluce
nuestra piel todo rumor
si
amarilla parece ser ajena,
de
mucho a medio hacer está tan llena
que
no deja bullir a tanto amor.
Vestida
de mendigo da calor
a
un aroma a verdad falsa y obscena,
resbalan
los aullidos de la hiena,
no
aciertan de los gestos ni el temblor.
Y
mientras, el adentro fortalece
los
lazos del amor de cada orilla,
a
la vista de todos permanece,
no
hay hacha que le arranque ni una astilla,
es
amor que alejado no fenece,
de
puro y gran valor aunque no brilla.
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