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(El
rumblar)
La
noche enamora. Y la sangre que me arde dentro amanece para ti.
Hoy
el cielo mal escribe trazos con tiza, y tú me esperas de blanco. El
rumblar está cerca, y tu frío tiene agua.
No
me encuentro mal, gracias por preguntar, aunque el modo en que me
ofreces la mano pronto romperá mis alas. Pero no te culpo. Vinimos
antes de tiempo, es todo.
Sigue
siendo mutuo el hacernos pedazos. No me hagas caso, es un modo de
chincharte, y chincharme. Acabaremos en tablas. Así, hasta que un
año dejes de verme.
No
creas que los jóvenes están mejor que yo, pero ellos no pierden la
sonrisa. Da alegría ver a Pedro, tan delgado y niño, saltar a todo
como un gato. Saltos que ya me tienen prohibidos dios sabe quién.
Bueno, ya se sabe..., eso que yo aún creo que no pasa.
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