(8)
De
tu universo relamo
hasta
algún resto indeciso,
incluso
lo más remiso
a
nacer, porque te amo.
A
mis fracasos reclamo
la
palabra paraíso,
algún
instante preciso
sin
saber como me llamo.
Desando
puertos de mí
agitando
el pensamiento
hacia
la voz más remota
y
no hallo una voz así,
un
cielo con tal cimiento
que
aguanta a una vida rota.
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