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Conservo
los instantes, la voz de nuestros pasos,
cada
uno de los versos que escriben nuestra historia,
conservo
nuestros besos en la sed sin memoria,
en
la fuente preciada de los bienes escasos.
Ariane,
en este tiempo preñado de fracasos,
de
encuentros sin adentros, de techumbre irrisoria,
me
hundo, azul, en tu boca de los días de gloria,
y
doy vida al presente de los grandes ocasos.
Ya
lo sé, corazón, el camino no estalla,
tiene
espinas la rosa, mil momentos de nieve,
de
sentirnos tan lejos que el futuro da miedo,
cuando
Adiós nos preside, sólo el verso retalla,
días
del paso atrás, de lo que no se atreve
a
ser tu corazón, esgrimiendo No puedo.
Geniales. Un abrazo Juan.
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