En nuestro ir de puntillas
me enseñaste ojos al descuido.
Lunas
contra lo muy preso.
En nuestras orillas diarias
están estas alegrías tristes.
La derrota
en rostros dueños de la sed.
Todo lo celebra, pero vuelve a mirar su reloj,
si es tiempo el que inunda a cada paso escondido,
si cargado
de labios queda la paciencia rota.
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