No todo en sí.
La plenitud inconstante,
la cima despoblada.
La realidad juega a pájaro
y arruga la carne,
si el colmo de la impresencia
es el buen silencio.
Nuestro amor se extravía
en sí, infinito,
por tan rotundo y difuso.
Los instantes anegan
lo que el tiempo derrama.
Intacto languidece,
bajo penumbras devana.
Y todo, todo, en oculta transparencia,
y todo, todo, bajo su sol tan inmenso.
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