+2
Hay
días, mundos, previos
a
tu ausencia
que
derriten la raíz cotidiana
de
las horas que suman su tormento.
Contigo
camino
por
todos los sueños que aman,
como
jóvenes animosos
con
las edades de rosa,
perdiendo
a su sombra
tras
los besos silenciosos
del
ahora inolvidable.
Contigo
llueve
de
dicha infinita
la
voz de la tierra que anega
el
viaje en silencio a las dunas
de
un planeta solitario,
y
que responde
a
la sed de paraísos
con
pilares de la sangre.
Te
irás,
y
dos corazones
ya
comienzan a darse cuenta.
+1
Espero
uno, dos,
crepúsculos
del alma, uno,
dos,
instantes en ti reflejados,
y
pronto un sol que aminore un día
donde
quedes oculta.
Espero,
uno,
dos, besos alados,
y
algún último suspiro envuelto de vida
tejiendo
en la memoria
caminos
eternos.
Con
viejos recortes de otros veranos
espero
otra tarde
de
nostalgias desolladas
por
la certidumbre, por los senos peregrinos
que,
incluso, estando lejos me acogen.
Nostalgias,
espero, que absorban a otra noche
que
madure,
con
sencilla apariencia,
a
los niños que somos
cuando
empujan, de nuevo, las despedidas.
-9
Aprendo
a volar
en
tu viaje de siglos. Aprendo de existir
que
somos nosotros, dentro del alma,
universo
a sorbos,
las
manos hambrientas que cavan la tierra.
Divino
y humano
para
amar de la lucha su cálida luz.
El
tiempo me borra
de
todas las vidas, si hoy aprendo
a
nadar
siguiendo
al cuerpo que acoge a tu cuerpo,
en
silencio,
dejando
en las olas cientos de hojas escritas.
Pero
no aprendo a dejar de verte
sin
un bueno, sin un da igual, sin un sabes,
sin
un y tú, sin un te quiero,
sin
despertar a una rosa,
sin
ser parte del día, de la noche, que tanto
nos
pertenecen.
-8
La
soledad no tiene caminos
en
el mar de mi existencia. Por él flotan,
hinchados
de sol, los pasos hacia nada,
hacia
nadie,
apenas
impulsados por tu voz, esporádica,
entrecortada
que, dulcemente, anega de alegría
a
los vacíos que me atormentan.
Hoy,
los pilares de mis rutinas hablan
por
donde callamos, hacen de ti
por
donde fuimos, besan el aire
que
aún sabe a besos, a mil adioses
y
miradas de otro mundo. Y ceden.
Caen
los brazos al fondo del agua.
Y
en ese universo enmarañado,
pleno
de belleza y soledad,
acaricio
a todos los mares que mece la tierra,
y
hacia algún puntito de nosotros
le
sopla mi voz
un
banco de rosas.
-7
Nuestros
ojos, tan lejos,
visten
tejidos del alma. Y nos hablan
sobre las
olas y los delfines.
Rozan
horizontes y regresan, al tiempo,
a sentir
nuestras manos. Porque
nos miran
tan abiertos a ser
que vuelan
descalzos
yendo a los
nuevos rincones,
regresando a
los mismos silencios.
Nuestros
ojos
son alas que
siembran el aire
con el fruto
sereno que se ciñe
al destino
al que pertenecemos:
ser un solo
corazón
en cualquier
cielo del mundo.
-6
Entreabro en
mi luna al verde rostro
de un
instante presente y estrecho en su sombra
a todas las
palabras
que tanto
manifiestan, a los labios que besan
sus hondas
raíces, y muero, aunque nazco
por los
muros que no quiebran.
Y vacilo,
apenas,
porque
extraño hasta la dura piedra
que a
mañanas no atienden, extraño
a los
cuerpos mudos, impasibles,
por confines
tan íntimos y transparentes
que no
frenan la brisa divina, la gracia siempre virgen,
la luz más
secreta.
Extraño a
tu genio inmortal,
a los pechos
que giran en mi oscuridad
irremediable,
extraño
al azul
indefenso, a los besos a golpes,
y a tantas
libertades mágicas que tan ciegas
nos han
visto...
Vacilo,
tibiamente, detrás de las horas muertas,
pero
necesito oírte
por horas
que tengan la vida entera,
porque hoy
sé, más que nunca, que necesito tiempo
de un verte
infinito, perpetuo, inagotable.
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