juanitorisuelorente -

jueves, 21 de marzo de 2019

LAS NOCHES DEL DÍA

(Imagen de la red)



















Caminé noches al día
sin que me hablasen los ojos,
si anduve por universos
donde miraban muy solos,
y sin cielos a mi abrigo
sin el mar sobre mis hombros.
Nunca pulí las barandas
ni daba los pasos sordos
si de mi viento era el guía
para no perder ni un soplo,
e iba al mundo sobre ruedas
hacia mañanas sin fondo
con tiempo para mis manos
y para vivir muy poco,
con los ojos bien abiertos
y sin ver lo más hermoso.
Ahora le muestra el hambre
la primavera a mi otoño
y me muero por fundirme
a su verde en cierto modo,
a las dos lunas de hierba
de la rosa que corono,
y doy trazos donde río
y voy siendo algún esbozo,
hasta mostrar a la luz
un infinito nosotros,
porque veo arder al alma
siempre que a ella la nombro,
porque late en mis latidos
con un corazón de oro,
porque escucha a mis silencios
con su voz en lo más hondo,
y aunque camine sin noche
durante el día la logro,
los pasos son verdaderos
cuando se llueve de gozo,
cuando el milagro más nuestro
solo es compatirlo todo.


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