Me
escribe el corazón sobre tu mano
sensaciones
y sombras del deseo
que
laten en los versos que te creo
con
flores del otoño cotidiano.
De
toda esa ternura entre lo vano
va
construyendo en todo su apogeo
poemas
junto al niño que poseo
que
abaten a mi espíritu decano.
Le
has hecho desnudar sin darte cuenta
el
alma de los sueños que respira,
a
sentir el detalle como nunca.
Has
hecho que, en la sangre que cimienta,
fluya
el te quiero, eleve, si te mira,
la
vida al tiempo, al tiempo que la trunca.
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