Quererte
tiene
roto saber
por
el sueño cansado.
Distraen
las
horas que pasan al revés,
algún
beso de verde mudez,
varios
encuentros sin sombra.
Donde
ata
en
secreto respirar
se
desploma
la
sangre indecisa,
si
come la lentitud
del
forcejeo aprendiz,
de
los ojos al descuido.
Amarte
tiene
la noche pensada
con
la voz a los muslos
cavando
besos hacia tu voz,
pero
el resto de la vida
sin
vaivenes,
con
solo besos al alma.
Y
bajo este desastre
sigue
fiera tu paciencia,
sigue
mi mano rota
por
tu nunca, desnuda.
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