Habrá nacido
con tanto calor dentro
de los brazos en llamas. El
hecho
de vivir en una página,
desnuda y bajo olas de su
boca,
acoge en la eterna moda del
trueque
la efímera o posible
subsistencia,
si hay miradas de regreso.
Despierta por los blancos de
la sed,
y un simple susurro corona
descensos a los campos
verdes del oído
tras un rastro de finos
hilos
y el sol siempre de cada
vez.
Principios de nubes
con nombre en sus alas
y mares que pasan, paredes
que guardan mil sueños de
peces,
tenido que flota, los mundos
pequeños.
Niño con idioma de luz,
lunas de otra adolescencia,
siempre.
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