Otra
vez arde la sangre
e
impera la sonrisa.
Otra
vez mastica la impotencia
los
verdores de la piedra.
Otra
vez, del sentir transparente
el
agua sobre la arena.
Otra
vez palacios de silencio,
mañanas
en azul.
Otra
vez puente, otra vez fuente,
otra
vez estanque en otoño.
Otra
vez salpicado de pájaros, otra vez
un
te quiero que se mira
en
el espejo, una, y otra,
y
otra vez,
si
su sombra cae rendida.
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