Da igual en dos que en cinco, pero en cinco si uno falla quedan otros, mientras que en dos si falla uno no queda ninguno.
Yo vivo de cerca –no en mi sangre sino en mi carne- eso de no tener ninguno, pero ninguno habiendo. Y así estando no se tiene y sirve acaso para joder la vida, para incordiar, para saber que está como si no estuviera. Y mal asunto es haber de juntarse obligados hasta que den el kilo los que crearon la desgracia de traer al mundo derecho y torcido, blanco y negro, jamón y tocino, perro y gato, tuerto y ladeado, macho y hembra, para también su desgraciado sufrimiento.
Cariño que les salió pleno y fue cortado con un hacha diferenciando y no precisamente por la mitad. Los problemas siempre nacen de la madre. Y este por doble motivo.
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