Un
mundo extraño
echa
todos los cerrojos,
y
nada mueve una sombra.
Otra
vez
se
oculta lo amanecido,
y
todo abandona ser eterno.
Se
abre a la muerte el ir y venir
de
nuestras voces, el rescoldo
de
las horas perpetuas, toda sed
que
nos abraza.
Una
gota de agua
y
la vida se anega. Erizado
boga,
náufrago, lo que somos.
regreso después de mucho tiempo y veo gratas sorpresas en tu manera de escribir.
ResponderEliminarun gusto leerte Mario