juanitorisuelorente -

domingo, 25 de diciembre de 2016

BAILÉN, CIUDAD SIN LEY



















Esta era una ciudad sin ley,

cada cual a su bolsillo,

había pan a la mano,

una tierra de oro fino,

era la ley del más fuerte

y del pobre a su cobijo,

solo el presente a la cima,

construir para uno mismo,

la vida de vino y rosas

que al tiempo fraguó su sino.

Nubes de polvo a lo lejos

y seguía su absentismo,

eran jinetes de muerte

a arrasar hasta lo nimio.

Y no tuvieron piedad,

desde el más pobre al más rico,

los hundieron en el barro

a sentir como castigo

en sus cuerpos tanta ruina

como exceso ya vivido.

Las nuevas generaciones,

con otro pensar distinto,

hacen poco, lo que pueden,

de la nada hacen bolillos,

un cultural pataleo

que nunca traerá quién fuimos.

Esta era una cuidad sin ley,

y dueña de su destino,

hoy es un lugar sin nombre,

un lugar sin rumbo fijo.



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