Tan abierto al instante más
profundo,
testigo de su ardor solo la
luna,
aquel recién sacado de la
cuna,
donde hundí sensaciones de
otro mundo.
Por simas de su voz aún me
hundo
con mi boca sellada a la
fortuna
de ser del mar, en ti como
en ninguna,
infinito horizonte,
vagabundo.
Ahora sigue el paso de otras
voces,
solo le basta unirse a algún
te quiero,
aquel que creó piel de
tantos roces,
el que a sentir me hizo
prisionero,
pionero en otras tierras,
otros goces,
en tanto beso estrella mi
lucero.
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