Todo
cuanto te escribo
regresa
a ti. Tus latidos
son
los versos que luego escuchas.
Solo
soy el dueño de ese fuego
que
pronto apaga otro poema.
Estamos,
sencillamente,
en
lo más hondo de la palabra.
Corono
una y otra vez el papel,
mientras
tú sigues y sigues
en
mi nube blanca.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola, Juan
ResponderEliminarUna excelente aclaración para esa persona que está en tu mente. Muy agradable.
Deseo que pases una maravillosa semana, un abrazo