(Imagen de la red)
Toda
mi ternura saltando el muro
si
nada la atestigua, si nunca
fue
precisa en la senda sinuosa,
en
su periplo al otro lado, quién sabe
si
dormida entre las piedras, si
tan
irreparable ya en este ocaso y plenitud.
Parte
a donde mucho se avecina,
a
quién en sí la alfombra
y
cobija, supo verla en su declive paulatino.
Toda
mi sensibilidad saltando la linde
si
nada la testifica, si atrás temblaba
por
el frío de la dicha, lo más oscuro
de
la luz, quién sabe si empeñada
en
peregrinar solo a mis adentros,
al
resguardo de la certidumbre,
quién
sabe si agazapada y a la espera
de
su tu tardía magnitud.
Toda
mía,
toda
tú,
emerge
acogida.
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