En
todas nuestras palabras
las
hay que no perduran,
y
entre ellas hay símbolos que definen
la
persistencia. Así permanecen en el tiempo
cantos
que nos nombran, metáforas
que
tararean por qué te quiero tanto.
Despedidas
para tener esperanza
con
palabras que pronto amanecen,
que
decimos una y otra vez
al
amor que sigue a oscuras,
por
calles vacías, si nadie lo conoce.
Palabras
que suben y suben a cielos de papel
desde
oídos de escarcha. Palabras
que
estando juntos no se repiten,
y
volveremos a oír
mientras
tengan significado.
(de
“Después de la lluvia”)
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